El problema de la vocación de un profesional, según los expertos.
El dilema de encontrar la verdadera vocación profesional. La búsqueda de un propósito se envuelve en incertidumbres y sueños, desafiando a cada uno a encontrar su guía en el ámbito profesional. Se define entre la mutación del amor por la profesión u oficio y la tensión material existente de la vida profesional en un mercado de trabajo (con falta de alicientes, bienestar y calidad de vida).
El debate central radica en un cambio en el discurso, pasando de un llamado o destino, a una elección racional y autónoma. Elegir trabajo, profesión, familia no es destino, cada elección puede transformar nuestra realidad. Visualiza a una persona que se percibe como un elector capaz que opta por someterse a una decisión de transformar su identidad, educación y percepción social para obtener una profesión (oficio) y realizarse en ésta. Ya no es un destino marcado por el dedo divino o sellado al nacer, como si lleváramos grabada la huella de «ser maestra, maestro o maestre» o la llamada de ser un “Influencer”.
La elección, en términos laicos, es «proceso social de articulación y circulación entre los individuos y la fragmentada división del trabajo». No está relacionada solamente con el deber, el sacrificio, lo sagrado y lo apostólico de una vocación. Hoy, está impulsada por un desempeño laboral más asociado al placer, el goce y la realización personal de tipo narcisista.
“Visualiza a los profesionales del mañana como marionetas movidas solo por la ambición, sin la pasión que impulsa a quienes desean servir”. ¿Qué pasa cuando se apaga la vocación?
Imagina a los futuros profesionales que únicamente estén motivados para estudiar (o por el recurso económico), sin que asuman la «intención de servicio». La carencia vocacional es también la falta de inspiración marcada hacia el bien común y de servicio que constituyen un mal vanguardista. El reclamo es por la ausencia de actitud de servicio que se visualiza en: profesionales, funcionarios, médicos, maestros más preocupados por un desempeñó, omisos de las necesidades de la persona, la sociedad, la organización, el país a quién sirven.
Aún más la vocación es un Privilegio de Elección, es el acto de elegir una profesión. Libertad y autonomía del individuo de configurar su destino. Donde la posibilidad de elegir libremente, junto con una amplia oferta de opciones (carreras, oficios y profesiones) en ciertos contextos es «probar» y salir si no satisface sus expectativas, efectivamente, es un lujo. No obstante, el problema subyace en que, si bien la vocación se concibe como una elección individual, esta posibilidad de elección no es universal. El sociólogo Zygmunt Bauman afirmaba que la vocación es el privilegio de las élites, ya que enormes mayorías no pueden elegir su vocación, sino que trabajan de lo que pueden y en donde pueden.
¿No es el corazón humano al servicio de los demás el motor de las mejores historias de vida? Que su luz brille desde los primeros pasos en la formación profesional.
Imagina, encontrar tu llamado místico, innato y transformador, y no por una elección “secular” y por “mantenimiento personal”. Sin dejar en el olvido, una exigencia ética y altruista, y aún más en trabajos claves como la salud. Donde la vocación es una búsqueda de realización y no una elección limitada. Si la vocación es un regalo en la vida, elegir una profesión es arrojar una semilla en el jardín de nuestro futuro.
Rechaza la decisión de elegir sólo sombras y mediocridad. ¡Alza la voz! Anhela una vocación creativa, diversa, transformadora, servicial y pasional por la labor.