Por Rodrigo Sánchez
A tres meses del homicidio de Natalia Andrade, ciudadana argentina que residía en el clúster Querétaro de Lomas de Angelópolis, la Fiscalía General del Estado de Puebla logró esclarecer el caso. Las investigaciones apuntan como presunto responsable a un adolescente de 12 años, identificado como Axel N., estudiante del Instituto Oriente y vecino de la víctima.
De acuerdo con las primeras versiones, el crimen ocurrió en los primeros días de marzo, cuando Natalia fue hallada sin vida en su domicilio. Pese al hermetismo inicial, los residentes del fraccionamiento comenzaron a revisar sus cámaras de seguridad, donde observaron al menor ingresando al domicilio de la víctima y saliendo minutos después de forma sospechosa. El menor también fue captado acechando previamente a Natalia.
Las pruebas aportadas por los vecinos —entre ellas videos, imágenes y testimonios— fueron claves para que la Fiscalía avanzara en la investigación. De manera paralela, el menor habría confesado el crimen a su madre, versión que ahora deberá sostener ante las autoridades en el proceso judicial correspondiente.
Fuentes cercanas al caso indicaron que Axel N. habría cometido el asesinato como parte de un “reto” derivado de una situación de acoso escolar. Presuntamente, el objetivo del desafío era únicamente ingresar al domicilio de la víctima y grabarla. Sin embargo, la agresión escaló y derivó en un homicidio premeditado, motivo por el cual no se investiga como feminicidio.
El caso causó conmoción entre los habitantes de Lomas de Angelópolis, quienes, tras conocer la identidad del presunto responsable, colocaron carteles en el fraccionamiento señalándolo y exigiendo justicia. Esto habría motivado que la madre del menor, identificada como Leslie C., abandonara el clúster junto a su hijo.
Este 18 de junio, está programada la audiencia inicial en el Centro de Internamiento Especializado para Adolescentes (CIEPA), donde se presentarán las pruebas recabadas por la Fiscalía, incluidas huellas, mensajes y grabaciones que vinculan directamente al menor con el homicidio de Natalia Andrade.
La resolución de este caso ha generado debate sobre la responsabilidad penal de menores de edad, el papel de los padres y las instituciones educativas ante señales de conducta violenta, así como sobre los riesgos del entorno digital y los retos virales que pueden incitar a la violencia.
