La Guerra Interior

Sombras y estrategias en la batalla por la Rectoría de la BUAP

Dr. José Luis Hernández Díaz*

El proceso electoral en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla siempre ha trascendido lo puramente interno. Se vive como un rito de poder, una lucha simbólica que refleja tensiones sociales, académicas y políticas. Es, a la vez, reflejo y augurio; muestran la situación de la comunidad universitaria y presagian el camino que tomará una de las instituciones clave del país.

En estos procesos, lo académico se mezcla con lo político, y lo humano —con sus virtudes y defectos— emerge con fuerza. No solo se debaten propuestas, planes de trabajo o ideas de gestión, también se manifiestan emociones, temores, rencores y anhelos.

Carl von Clausewitz dijo que la guerra es la continuación de la política por otros medios. Aplicado al ámbito universitario, el concepto se renueva. La lucha por la Rectoría se parece a una guerra en el campus universitario sin armas de fuego, pero con estrategias, alianzas, redes de influencia y un arsenal simbólico.

El historial académico se usa como arma; las publicaciones científicas, los proyectos de investigación y las credenciales internacionales se transforman en municiones. Cada aspirante busca transmitir la idea de que no solo tiene méritos, sino que puede llevar a la BUAP hacia un futuro competitivo a nivel local, nacional y global.

Pero Clausewitz también nos recuerda que la estrategia no se mide solo por los recursos, sino por la habilidad de usarlos con oportunidad y visión. Un ejército desorganizado fracasa, aunque esté bien armado. Del mismo modo, un aspirante con una carrera brillante pero sin visión estratégica se pierde en la tormenta electoral.

Si Clausewitz nos ayuda a entender la contienda como estrategia, Carl Jung nos invita a mirar hacia nuestro interior. Su idea de la sombra es muy útil en campañas políticas. La sombra representa lo que reprimimos, lo que preferimos esconder, pero que tarde o temprano sale a la luz bajo presión.

En cada contienda aparecen insultos, desprecios, rumores y videos que no son simples casualidades. Son muestras de esa parte oscura colectiva. La agresión hacia el rival suele ser, en realidad, un reflejo de la propia frustración. Cuando un aspirante o sus seguidores no logran presentar una propuesta convincente, lo que hacen es proyectar en el otro sus propias carencias.

Mientras que Clausewitz nos da las herramientas para analizar la competencia como una estrategia más, Carl Jung nos invita a una introspección profunda. Su idea de la sombra resulta muy valiosa en las contiendas universitarias. La sombra simboliza todo aquello que callamos y escondemos, pero que, tarde o temprano, sale a la luz cuando estamos bajo presión.

La sombra de Jung, en este contexto, deja al descubierto a los que participan en política: exhibe que el verdadero adversario no es el contrincante en la campaña, sino la dificultad para aceptar las luces y sombras de la propia esencia y de la comunidad. Y cuando este lado oscuro toma el control, la universidad se vuelve un peligroso campo donde cualquier distinción se vive como un riesgo total.

La campaña electoral es, en esencia, una prueba de la inteligencia emocional de cada cual. El que se deja llevar por la provocación entrega la iniciativa. El que responde con ira muestra su falta de madurez. Por el contrario, un líder que se mantiene sereno y expone sus ideas con calma evidencia que posee no solo conocimientos académicos, sino también firmeza.

Saber controlar las emociones no es un signo de flaqueza; es la primera muestra de fortaleza. Reaccionar de forma violenta equivale a ceder al adversario el dominio del clima del debate. En su lugar, la empatía —esa habilidad de ver al otro como un compañero y no como un rival— es la base del liderazgo.

Si un aspirante no consigue conectar con sus adversarios durante la campaña, ¿cómo va a lograr hacerlo con las miles de voces diferentes que se unen en la BUAP?

Es aquí en donde la reflexión es vista desde el arte y la creacion. Más que solo disputas, una universidad debe ser un semillero de ideas. No solo competir, sino también concebir. La política dentro de la universidad debe trascender la simple ambición por puestos, erigiéndose como un espacio para el futuro, donde la creatividad, la cultura y la ciencia unan a la comunidad.

Es en este lapso donde la visión creativa y humana juega un papel clave. En vez de convertir la rivalidad en agravios, quienes aspiran a liderar deben mostrar ingenio para ofrecer ideas frescas, proyectos que involucren a estudiantes, docentes y personal administrativo, y planes que hagan de la universidad un agente de cambio en la sociedad.

La política en la universidad, vista así, no es una guerra, sino una obra en conjunto. No necesitamos estrategas sin corazón ni eruditos aislados, sino líderes que sepan mezclar la razón con la emoción, lo técnico con la inspiración, la gestión con la visión.

Las elecciones en la BUAP son más que elegir a un nuevo rector/a: son una prueba de la madurez política, emocional e imaginativa de la comunidad universitaria.

Clausewitz decía que la estrategia es clave en la batalla. Jung, que toda estrategia tiene su lado oscuro. Y la política actual muestra que el liderazgo se basa en la inteligencia emocional, no en el ruido.

El reto de la BUAP es elegir no al más estridente, sino al más consciente. A quien controle sus impulsos y tenga una visión compartida. La política universitaria debe unir, no destruir.

La BUAP no necesita un rector frío ni uno autoritario, sino un líder estratega, empático y visionario. Así, la universidad cumplirá su rol histórico y será un referente académico y humano para Puebla y México.

En el fondo, la lucha por la rectoría es por el poder y por la conciencia colectiva. Lo que está en juego no es el futuro de una persona, sino la madurez de toda una comunidad.

*Diseñador gráfico, tiene una especialidad en comunicación audiovisual, maestro en Comunicación y Marketing político; y doctor en Dirección estratégica. De espíritu tenaz y creatividad desbordada, José Luis Hernández Díaz “Chepe”, es creador por vocación. Dentro de su quehacer propositivo ha desarrollado, diseño de marca, campañas publicitarias, sociales, culturales y políticas; sin embargo de lo más destacado de su producción, sin duda alguna es la de ser un gran hacedor de imágenes.

Actividades que lo han llevado a tener reconocimientos nacionales e internacionales, y ser seleccionado en Bienales de diversos países. Fue ganador del premio Internacional a! Diseño y ganador del primer lugar en el concurso internacional “Año Internacional de los voluntarios” convocado por la ONU y Trama Visual.

Los países a los que ha viajado su obra, ha sido expuesta y publicada son: Argentina, Francia, España, Bulgaria, Corea del Sur, Japón, Bolivia, Varsovia, Irán, Slovenia, Rusia, China, Sudáfrica y México, Finlandia, Chipre, entre otros.  Su serie “Amor y respeto a la vida animal” forma parte de la colección permanente del Museo de la Publicidad en París Francia.

Su obra se ha publicado en catálogos especializados de diseño en diversos países.

Alumno destacado de René Azcuy y de Antonio Pérez Ñiko, de ahí las influencias para su trabajo conceptual. Ha sido jurado internacional en eventos de diseño y creatividad en Canadá, Chipre e Irán. Es miembro de Gráfica Latinoamericana siglos XX y XXI. Actualmente Ha explorado nuevos campos visuales como productor, realizador y gestor. Es cofundador de la Red Internacional de Creadores Visuales A.C. Es docente en la Escuela de Artes Plásticas y Audiovisuales BUAP y director de Animacción encuentro creativo de cine animado que se realiza en Puebla.

www.rincrea.com

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