“Asesinan en Durango al periodista Miguel Ángel Beltrán tras denunciar al crimen organizado”
Durango amaneció con otro cuerpo y un mensaje que hiela: “Por difundir falsas acusaciones contra la gente de Durango.”
Por Agustín Pérez García
Envuelto en una manta, estaba Miguel Ángel Beltrán, periodista de 60 años que desde hacía meses denunciaba al crimen organizado y los vacíos del Estado.
Lo hallaron tirado en la carretera Durango-Mazatlán, una ruta que ha visto pasar de todo: narcos, militares, fantasmas y ahora, el cadáver de un hombre que sólo intentaba contar la historia.
Beltrán trabajaba en el portal Contexto Durango y usaba sus redes sociales como trincheras. Su voz no tenía la potencia de un noticiero nacional, pero sí la honestidad que incomoda a los poderosos.
Apenas días antes, había publicado un video donde advertía que la captura de un líder del cártel Cabrera Sarabia reactivaría una guerra en la zona. Tenía razón. Hoy, su silencio es prueba.
Los primeros reportes indican que fue ejecutado con violencia y abandonado junto a un narcomensaje, práctica que los cárteles usan para marcar territorio y dejar lecciones. En México, esas “lecciones” se repiten cada año, con periodistas, activistas o cualquier voz que desafíe el poder del miedo.
La Fiscalía estatal asegura que “investiga todas las líneas”, pero nadie lo cree. En Durango, los reporteros aprendieron que la justicia tarda más que las balas.
Organismos internacionales, como Artículo 19 y Reporteros Sin Fronteras, volvieron a encender las alarmas: México sigue siendo el país más peligroso del mundo para ejercer el periodismo sin estar en guerra formal. Siete comunicadores han sido asesinados este año. Siete historias que se escriben con tinta y terminan con sangre.
Mientras tanto, el gobierno federal guarda silencio, y las cámaras apuntan a otro lado. Pero en la redacción vacía de Contexto Durango, su escritorio sigue con papeles y un micrófono apagado.
Porque a Miguel Ángel Beltrán no lo mató un solo disparo.
Lo mató la impunidad que ya se volvió costumbre.