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La voz de la intolerancia

La voz de la intolerancia
  • Publishedagosto 20, 2024

Por: Román Sánchez Zamora

-Hace años, leí un libro de un tal Juan Pablo Proal, en el cuerpo equivocado.

Tomo un trago de wisky, y prosiguió -que aun joven lo arrastraron con una camioneta por las calles céntricas de la capital del país, atado de los pies y no hubo carpeta de investigación alguna- tomó agua de un vaso.

-El capitán Bravo, paso por la misma suerte, por otros militares.

-Ya pasado de copas, hablaba de sus secretos y hacia propuestas que no a todos les agradaba.

-Bravo era un tipo cumplido, impecable, siempre bien entrenado, siempre buscaba que sus tropas y destacamentos, ya con mayor rango, fueran de lo mejor y si que lo eran, por eso con el tiempo lo mandaban a fundar nuevos campos del ministerio de guerra.

-Pero el vino, dice un pensamiento, va buscando entre los silencios del alma y los va haciendo palabras

-Se levantó y aventó la copa muy lejos… su escolta de inmediato se puso en alerta y hasta entonces vi que mas de 50 elementos resguardaba esa casa, entre militares y otros vestidos de civiles, se resguardaron.

-Una señal del más cercano al General, hizo que todos volvieran a sus actividades, de ayudantes, campesinos jardineros y hasta entonces vi que todos estaban armados, los vehículos usados, se fueron y en unos minutos llegaron otros.

-Llegó un recluta del norte, y este Bravo se emocionó, y era parte de la trampa, un plan en contra d él, eso lo supe con los años, lo embriagaron hasta donde pudo, lo arrastraron por las calles polvosas del norte, lo dejaron en el desierto, sintió el calor del medio día y fue presa de algunos carroñeros, solo llegaron a rematarlo, y su cabeza quedo bajo una roca.

-Él, fue como un hijo para mi en su instrucción para oficial.

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