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Las mañanas bellas…

Las mañanas bellas…
  • Publishedabril 14, 2025

Las mañanas, se van, días, sueños, queda el recuerdo que lo vivimos y un día jamás
volvimos.

Calles Obscuras

Román Sánchez Zamora

Desde mis primeros años, la casa tenia un olor especial, mucho ruido, el abuelo
levantándose temprano -han de ser muy ricos para levantarse tarde- decía, y mi mamá se
levantaba mirando con reproche a mi papá -es su costumbre y siempre lo hace-.
-¿Y por qué en la puerta, me siento como arrimada y solo nos quedamos por ti, que no
quisiste manejar de noche y que querías desayunar leche bronca-.
Mi papá tomó las riendas del rancho y repetía muchas de las frases que decía mi abuelito.
Siempre había ruido, los caballos, los burros, las gallinas, los guajolotes, los niños, el nuevo
niño de la prima, etc.
Pero todo tiene un ciclo, y también un día se marchó, como todos al camposanto con los
pies por delante, ya nada fue igual.
No éramos mucho de rancho, entre la universidad, los amigos y vivir la vida, no hacíamos
pie en el rancho y no aprendimos el oficio.
Quedo un casco vacío, los primos se fueron poco a poco, unos al norte, otros a la ciudad
por la universidad.
El ganado poco a poco se fue vendiendo, no era rentable, las tierras dejaron de sembrarse,
los árboles, dejaron de dar frutos, hasta los pozos dejaron de dar agua a borbotones, pasó a
ser el lugar mas silencioso del mundo y me tocó venderlo.

Me casé una vez, me junté otra y no, nunca fue el indicado, no hay duda que, el silencio
que dejó el abuelito y mi padre aun me persiguen, porque no hallé nunca alguien que
llenara ese vacío edípico tal vez.
Hoy, en este cuarto sola, sin el andar de mis hijos, ni de los nietos, el camino de la muerte
es silencioso, pasillos que esperan fallezcamos para ir por otro cliente, alejada, abandonada
y condenada por nuestras familias.

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