Nuevas opciones universitarias

Punto de vista
Nicolás Dávila Peralta
Con la apertura de la Unidad Izúcar de Matamoros de la Universidad de la Salud del Estado de Puebla (USEP), el sur del estado cuenta con más opciones de estudio para jóvenes que han concluido su educación preparatoria o su bachillerato. El nuevo plantel, que operará provisionalmente en la Universidad Tecnológica, ofrecerá a los jóvenes dos opciones que responden a las necesidades no sólo de la región sino del país: Médico Cirujano y Enfermería y Obstetricia.
La USEP fue fundada en marzo de 2020 y en el verano de ese año inició sus actividades docentes en la ciudad de Puebla. Su sede oficial está ubicada en el centro de la ciudad, en el edificio que antiguamente ocupó uno de los colegios jesuitas y más tarde se convirtió en hospicio.
En mayo de este año, el Gobierno del Estado determinó abrir nuevos campus de la USEP en Izúcar de Matamoros, Tepexi de Rodríguez, Zoquitlán y Yaonáhuac. De este modo, esta universidad brindará, a partir de agosto, la oportunidad de estudiar medicina y enfermería en la capital del estado, el sur y la Mixteca poblana, la Sierra Negra y la Sierra Nororiental, todas con alta demanda de servicios médicos.
Con la USEP en Izúcar, la región cuenta con tres instituciones públicas de educación superior y tres universidades privadas. Además de la Universidad de la Salud, Izúcar cuenta con un plantel de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla con carreras afines al contexto del sur y una preparatoria, y la Universidad Tecnológica de Izúcar de Matamoros (UTIM) que ofrece entre otras opciones académicas: Agricultura sustentable y protegida, Capital humano, Contaduría, Desarrollo de software multiplataforma, Enseñanza del idioma inglés, Entornos virtuales y negocios digitales, Evaluación de Proyectos, Gestión Ambiental, Inteligencia Artificial, Infraestructura de Redes, Paramédico, Producción agrotecnológica y Tecnología de alimentos.
En cuanto a las instituciones privadas, en Izúcar se ubican el Instituto Mixteco de Educación Integral (Derecho, Sistemas, Administración, Idiomas, Comunicación), la Universidad Internacional Siglo XXI (Turismo, Psicología, Agronomía, Mercadotecnia, Comercio Exterior, Contaduría Pública, Derecho Social y Constitucional) y el plantel Izúcar de la Universidad de Puebla.
Si bien es prometedor que las opciones de educación superior crezcan en el sur del estado de Puebla, surgen dos cuestionamientos que deben ser considerados tanto por los dirigentes (o dueños, en el caso de las instituciones privadas) los académicos y los estudiantes. El primero de ellos se refiere a la calidad de la enseñanza y el segundo a la pertinencia, algo que implica conveniencia y oportunidad.
El papel de la Universidad
Hay una gran diferencia entre las universidades públicas y las privadas; las primeras, se orientan al servicio de la sociedad; las segundas, se orientan a obtener utilidades, como toda empresa privada. Sin embargo, el ser y el quehacer de la universidad es el mismo y del cumplimiento de su razón de ser depende la calidad de su enseñanza.
Desde su fundación en la Edad Media, las universidades fueron consideradas sede y fuente de conocimiento. Su misión esencial no era formar mano de obra calificada, sino difundir y hacer crecer el conocimiento. Las instituciones medievales resumían esta misión en una frase: conocer la verdad.
Con el avance de la ciencia, su papel se enriqueció al convertirse en espacios tanto del conocimiento como de la investigación. A esto se unió la vinculación con la sociedad, de tal modo que la formación de profesionales no fue la única tarea; a ella se unió la investigación científica y la respuesta a las necesidades de la sociedad.
Así surgieron las tres tareas de la universidad: la docencia, la investigación y la extensión universitaria.
La docencia se orienta a la formación de nuevos profesionales en las diversas áreas del conocimiento. Esta tarea, sin duda, la cumplen todas las universidades, públicas y privadas. Todas ofrecen opciones de técnico superior universitario, licenciaturas e ingenierías.
La investigación necesariamente va unida a la docencia, porque las ciencias no son estáticas; el conocimiento científico va avanzando, se descubren nuevos conocimientos, nuevas realidades y este dinamismo científico se debe, precisamente, a la tarea de los investigadores, de los científicos.
Aquí es en donde empieza la diferencia. Las universidades privadas tienen como objetivo preparar licenciados e ingenieros como mano de obra calificada. Responden exclusivamente a la demanda estudiantil y laboral. Pero son escasas las instituciones privadas que desarrollan investigación científica o social. Sucede que sin esta labor científica, el docente llega a reducir su tarea a repetir cada curso los mismos conocimientos.
Hoy, una universidad que no se vincula con la sociedad es una universidad que no cumple con uno de sus objetivos: contribuir al desarrollo.
Constatamos, con esto, que la universidad no es un ente aislado de la sociedad, como lo fue en la Edad Media, donde el acceso al conocimiento era propio de clérigos y de nobles. Hoy, la universidad forma parte de la estructura social, no sólo es una formadora de mano de obra, sino un factor clave del desarrollo.
La docencia y la investigación deben ser pertinentes, es decir, deben responder a la dinámica del desarrollo de la sociedad en la que están inmersas. La pertinencia significa que sus tareas de docencia, investigación y extensión responden a las necesidades de la comunidad.
Por esto, es plausible que la UTIM, la BUAP y hoy la USEP brindan carreras y realizan investigación en áreas del conocimiento que responden oportunamente a las necesidades de la región y las exigencias del desarrollo científico.
Monopolio camionero
Si algo tenía Izúcar de Matamoros en cuestiones de transporte en el siglo XX era la diversidad de líneas que unían a la región con el resto del país. Dos comunicaban con las ciudades de México, Puebla y Oaxaca: la Estella Roja y Círculos de Oro, hoy ERCO, entonces de primera clase, y la Flecha Roja del Sur (segunda clase) que llegaba, además, a Cuautla y Chiautla de Tapia; había un línea vinculada a los Cristóbal Colón que llegaba a Chiautla de Tapia y a México, vía Axochiapan-Cuautla. Además, por Izúcar pasaban hacia Oaxaca y Chiapas los transportes ADO y Cristóbal Colón.
Hoy, hacia la ciudad de Puebla hay una sola empresa de transporte que presta el servicio, presuntamente de primera: ORO y el de segunda: ERCO. El monopolio brinda un servicio cada vez más deficiente. De Chiautla de Tapia disminuyeron los servicios a Puebla y de Puebla a Izúcar y Atlixco el servicio se da en camionetas. Cuánta falta hace otra empresa de transporte que rompa con el monopolio.