Peligro en Morena

Nicolás Dávila Peralta
La fotografía de Andrés López Beltrán, secretario de Organización del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y primogénito de Andrés Manuel López Obrador con Luis Enrique Benítez Ojeda como nuevo miembro de ese partido, ha desatado críticas y voces de alerta dentro y fuera del partido en el poder. Y es que Benítez Ojeda, diputado federal y tres veces diputado local, ha sido un cacique priista en Durango; pero lo más grave es su abierta actitud en contra de López Obrador y los insultos que expresó en su cuenta de X en contra de la actual presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
Sin embargo, este caso no es el único. Con la campaña de afiliación iniciada por la dirigente de Morena; varios funcionarios en gobiernos locales son “morenistas” de último minuto, la mayoría migraron del PRI en 2024; tal es el caso de los diputados locales priistas encabezados por Jorge Estefan Chidiac y varios caciques regionales que ante el derrumbe priista se sumaron al Movimiento de Regeneración Nacional.
En el contexto de la afiliación masiva, Morena está siendo invadido por oportunistas que, ante el hundimiento de los partidos en otro tiempo dominantes (PRI-PAN), buscan espacios en el partido en el poder, para continuar su carrera política, hoy a la sombra de la 4T. De continuar esta estrategia, el movimiento fundado por López Obrador corre el riesgo de convertirse, a lo largo del sexenio, en otro PRD, donde los intereses personales o de camarilla se pongan por encima de los principios fundacionales de Morena.
La vocera de Morena, Camila Martínez, justificó este tipo de afiliaciones acudiendo a la revolución de las conciencias, un concepto presentado en la Segunda Convención de Morena, en 2022. Sin embargo, la morenista se olvida de lo que en la mesa 5 de esa convención se expresó: que la “revolución de las conciencias implica tener conciencia ética y política; conciencia social, conciencia crítica y constructiva al servicio de la sociedad”.
Me pregunto: ¿Qué conciencia ética tiene quien llama tonta (pen… es la palabra que usó Benítez Ojeda) a la presidenta Claudia Sheinbaum y ha pasado el sexenio anterior despotricando en contra de López Obrador? ¿Cuál conciencia política de quien ve que derrumba su partido y huye a otro para seguir con su cacicazgo?
La misma vocera de Morena afirma que quienes saltan del PRIAN a Morena “se presume que hay un cambio de mentalidad, un cambio de modo de pensar, Ellos deben pensar como Morena y no Morena como ellos.
La política, como la vida misma, no puede construirse acertadamente con base en presunciones, sino en evidencias, y la evidencia, en el caso de los nuevos morenistas, náufragos del PRIAN, es que no asumirán los principios de la 4T, sino que ajustarán éstos a sus intereses personales, que son el motivo para afiliarse a Morena.
La carta de Sheinbaum a Morena
La afiliación de políticos como Benítez Ojeda y otros más, contradice lo sugerido al Movimiento de Regeneración Nacional por la presidenta Claudia Sheinbaum Padro, en la carta enviada a ese partido el 4 de mayo.
Después de hacer un recuento de los origenes del partido, Sheinbaum Pardo le recordó a la dirigencia y a los militantes que, fruto de esta historia, Morena tiene “un pensamiento claro y principios sólidos” que constituyen la unidad de este movimiento de renovación.
Les recuerda que “todos los militantes de Morena deben conducirse con honestidad, humildad y sencillez. La parafernalia del poder es del pasado de corrupción y privilegios, no de Morena. No caigamos nunca en la frivolidad, en el consumismo y la ambición por el poder y el dinero”.
Retomo los cuestionamientos: ¿Los tránsfugas del PRIAN tienen esos principios sólidos que le dieron origen a Morena? ¿Podrán, quienes construyeron su carrera política al amparo del influyentismo, del engaño a las masas, aquéllos cuya vida política se levantó sobre los falsos cimientos de la corrupción, actuar con honestidad, humildad y sencillez?
Volviendo a la explicación de la vocera de la dirigencia nacional de Morena, Camila Martínez, para justificar la afiliación del cacique duranguense a las filas del partido, queda claro que esta fue una acción meramente pragmática.
Camila Martínez destacó, en defensa de Benítez Ojeda, que es un líder político en Durango, que puede aportar al triunfo de Morena en las elecciones municipales a realizarse este año en ese estado hasta hoy dominado por el PRI, en el cual Benítez ha militado por 40 años y gracias a él se ha beneficiado política y económicamente.
Pragmatismo puro, contrario a lo que pidió Claudia Sheinbaum a la dirigencia morenista: “No caigamos tampoco en el sectarismo, ni por el contrario, en el exceso de pragmatismo sin principios”.
La dirigencia de Morena ha hecho oídos sordos a las recomendaciones de la presidenta de la república emanada de sus filas.
Cuando ella dice:“No es llegar al poder por llegar”, los líderes de Morena dicen: “con Luis Enrique Benítez vamos a ganar Durango”.
Cuando ella dice: “no es la ambición personal lo que debe guiarnos, sino el bienestar del pueblo”, los líderes de Morena dicen: “salió del PRI porque no había democracia”.
Cuando ella dice: “Recordemos siempre que el fin nunca justifica los medios”, los líderes de Morena insisten: “con Benítez vamos a ganar”.
No hay duda, la dirigencia de Morena está abriendo el camino para una futura división del Movimiento, división de la cual ya hay indicios. Entre ellos, el aplazamiento del freno a nepotismo hasta 2030, porque éste afecta a la dinastía Monreal, que se han vuelto caciques de Zacatecas,
Si se abandonan los ṕrincipios que han marcado la ruta de la 4T, el partido se convertirá en otra agencia de colocaciones políticas a la cual acudirán los que escapan de la debacle priista y entonces, Morena se convertirá en otro PRD, le estará allanando el camino a una derecha ansiosa por regresar al poder, y habrá traicionado la voluntad de más de 30 millones de votantes que expresaron su voluntad de continuar la 4T.