Menores en el crimen
Sin duda, el asesinato del presidente municipal de Uruapan tuvo impacto social y político en México; sin embargo, muy pocos destacaron que el asesino material fue un adolescente de 17 años sicario del crimen organizado. Si a esta edad fue enviado para asesinar a una autoridad municipal, ¿a qué edad fue reclutado por la banda criminal que le ordenó matar?
La percepción de la inseguridad que vive el país desde hace décadas y que se incrementó con la “guerra” desatada por Felipe Calderón, se ha centrado en el número de homicidios, extorsiones, secuestros, tráfico de armas y robo de combustible, pero muy poco se habla de un problema clave en el fortalecimiento de la delincuencia: el reclutamiento de niños y adolescentes para convertirlos en sicarios.
Tal es el caso de Víctor Manuel Ubaldo Vidales, asesino material del alcalde Carlos Manzo, a su vez, asesinado por uno de los guardias del alcalde, acción que es investigada por la fiscalía de Michoacán.
El reclutamiento de niños y adolescentes por el crimen organizado es una realidad que debería mantenernos alerta, porque estos menores de edad serán los sicarios de mañana, es de este modo como las bandas criminales forman a sus nuevos cuadros. Los “halcones” de hoy, serán los criminales de mañana.
Niños y adolescentes constituyen una población frágil, sobre todo, por los contextos familiares, económicos y sociales en que viven las víctimas del reclutamiento.
De acuerdo con la Red por los Derechos de la Infancia en México, niños y adolescentes son presa fácil del crimen cuando padecen violencia intrafamiliar, abuso y una falta de orientación por parte de sus familiares o cuando éstos, a su vez, son delincuentes o drogadictos.
Otros factores son la pobreza y la marginación, la carencia de oportunidades de educación y trabajo, la deserción escolar y vivir en un ambiente de violencia, donde el niño y el adolescente ven ésta como algo normal.
El descuido de este problema por parte del Estado, se refleja en la carencia de datos estadísticos sobre el número y edades de los menores reclutados. Pero es una realidad que debe ser abordada no sólo por el gobierno, sino por todos los sectores de la sociedad.
La organización social “Inserta”, en su investigación sobre niños y adolescentes reclutados por el narco realizada en 2022, estima que alrededor de 30 mil menores habían sido reclutados por el crimen organizado y utilizados como espías, mensajeros, narcomenudistas, cocineros y/o víctimas de explotación sexual, los cuales son enrolados sea por la fuerza o por la promesa de buenos ingresos económicos. “Inserta” asegura que la población más expuesta es la que padece violencia en su hogar o en su entorno social.
El mismo estudio señala que, de acuerdo con la consulta infantil y juvenil 2012, realizada por el IFE, al menos el 10 por ciento de este sector de la población había recibido una invitación para unirse a un grupo delictivo; inicialmente son pandillas locales y de ahí son reclutados por el crimen organizado.
Esto no quiere decir que el gobierno permanezca indiferente. Existen leyes que protegen al menor: La Ley Nacional del Sistema Integral de Justicia Penal para Adolescentes; la Estrategia Nacional de Seguridad Pública 2024-2030 que busca atender las causas de la violencia; hay programas de prevención que buscan reducir los factores de riesgo y fortalecer la protección de los menores frente a la violencia.
El problema no es nuevo
La presencia de menores de edad en los cárteles no es nueva, varios de los sicarios de hoy, fueron reclutados como adolescentes años atrás. Ha sido una estrategia del crimen organizado que necesita “halcones”, espías que alertan la presencia de fuerzas de seguridad. Así inician su carrera criminal.
Esta situación se agudizó con la indiferencia del (des)gobierno de Vicente Fox y la infame “guerra” de Felipe Calderón, comandada por un servidor del cártel de Sinaloa: Genaro García Luna.
Julio Scherer García (+), en su libro “Niños en el crimen”, publicado en 2013, apenas concluido el sexenio de Calderón, da cuenta de las historias delictivas de menores recluidos en el Centro Correccional de San Fernando, varios de ellos acusados de homicidio para conseguir droga. Inicia contando la historia de “El Ponchis”, un menor en situación de calle reclutado por el crimen organizado.
El comentario de Scherer García sobre esta realidad, agudizada en el sexenio panista de Calderón Hinojosa, es contundente:
“Ya se puede hablar de niños asesinos, menores de 12 años que tienen la fuerza suficiente para sostener un arma y disparar con la sangre fría de un adulto”. Y renglones más adelante afirma: “Los niños criminales son una realidad hoy difícil de ocultar. Sus delitos se dan por el hambre, los harapos, la mugre y el frío” (pag. 17).
Hay que reconocer que, si bien el reclutamiento de niños y adolescentes por las bandas criminales no es reciente, tiene sus orígenes en los tiempos de los gobiernos priistas y panistas, la realidad indica que no se atendió de manera eficiente en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador.
Hoy, frenar esta práctica infame es uno de los retos del gobierno de la doctora Claudia Sheinbaum Pardo. Sin embargo, la solución no puede venir sólo desde arriba, no todo es responsabilidad del Estado, la prevención y la protección de los menores debe ser al mismo tiempo desde abajo, desde la familia, desde las colonias, desde las escuelas, desde las iglesias, desde las autoridades locales.
Unas de las causas son la violencia, la desintegración o la indiferencia de la familia: si el menor trae dinero a casa, no importa cómo lo consiga. El resultado: el niño convertido en sicario.
A la par de la familia está la misión de las escuelas y de las iglesias, donde los menores aprenden valores o aprenden a justificar la violencia, y las acciones que diseñen los gobiernos municipales para orientar a los menores hacia actividades positivas: deportes, actividades artísticas, programas de apoyo a niños en situación de calle, a la par del combate a la inseguridad.
Recordemos: el reclutamiento de menores por el crimen organizado, es la semilla de los criminales de mañana.