Propone Nay Salvatori iniciativa que proteja a hombres contra violencia vicaria

por Guadalupe Guarneros
La diputada local por el distrito de San Andrés Cholula, Nayeli Salvatori Bojalil, buscará presentar una iniciativa de ley que pretende proteger a los hombres que son víctimas de violencia por parte de sus parejas o ex parejas con la prohibición de ver y convivir con sus hijos, tomando como referencia la Ley Vicaria.
La legisladora mencionó que esta propuesta surge por la necesidad de visibilizar la violencia a la que se atienen también muchos hombres, especialmente en lo que respecta al impedimento para ver a sus hijos, situación que consideró como una forma de violencia.
Salvatori Bojalil aclaró varios puntos entre ellos, que su iniciativa no pretende modificar la Ley Vicaria misma que está enfocada en proteger con perspectiva de género a las mujeres que son víctimas de este mismo tipo de violencia al tener lejos a los hijos de la imagen materna.
En cambio, su propuesta busca crear una ley aparte, que también aborde la violencia hacia los hombres y garantice su derecho a convivir con sus hijos, subrayando que es fundamental velar por el interés superior de los menores, quienes tienen derecho a relacionarse tanto con su madre como con su padre.
La diputada por Cholula, enfatizó en que este enfoque es necesario para equilibrar la protección hacia ambos géneros, ya que también hay hombres que enfrentan dificultades para ejercer su derecho a la paternidad debido a la manipulación o restricciones impuestas por sus parejas o ex parejas.
De acuerdo a la abogada experta en violencia de género, Paz Lloria García, directora del Master en Derecho y Violencia de Género de la Universidad de Valencia, España, la violencia vicaria es una violencia interpuesta y que supone «utilizar a otro para hacer daño a un tercero», Es decir, una forma de violencia –física o psicológica– por la que una persona ataca a otra con el objetivo de causar dolor a otro individuo. De esta forma, se puede dar de un hombre a una mujer, de una mujer a un hombre, de una mujer a una mujer y de un hombre a un hombre y, casi siempre, la persona atacada va a ser un hijo de la víctima, aunque puede ser cualquier otra persona.